CONSECUENCIAS ECOSOCIALES DEL PRODUCTIVISMO - PARTE I: Crisis energética
Resumen del
Volumen V de los Cuadernos de Ecología Política
El quinto volumen de los Cuadernos analiza las consecuencias de la razón productivista entre
las que destacan cuatro dinámicas disruptivas e interrelacionadas: el obligado
abandono del modelo energético fosilista; el cambio climático global; la
degradación y pérdida de los componentes de la diversidad biológica y la
acumulación y concentración del capital. En cuanto al modelo
energético la primera parte centra su análisis en la insostenibilidad del
modelo energético fosilista y la necesidad de una transición hacia un modelo
hipoenergético, que implica abandonar el sueño de un
infinito crecimiento económico en un mundo finito; redefinir el concepto de
progreso, entendiéndolo como una forma de adaptación a aquellos límites
naturales que no deben ser rebasados y - en definitiva – implica aprender a
vivir de otra manera. La segunda parte se enfoca en el cambio climático en
cuanto a la urgencia de enfrentar este proceso, reconociendo las limitaciones
del modelo económico actual y la necesidad de cambios profundos. La tercera
parte destaca lo alarmante de la pérdida de biodiversidad, impulsada por el
productivismo y la necesidad de acciones urgentes para revertir esta tendencia.
Finalmente, la cuarta parte analiza la acumulación y concentración del capital
como motores de la desigualdad social y obstáculo para la sostenibilidad. En
resumen, el Volumen V analiza las consecuencias negativas inherentes al
sistema-mundo productivista en la energía, el clima, la biodiversidad y la
distribución de la riqueza. Este Cuaderno subraya la necesidad de un cambio de
paradigma, abandonando el crecimiento económico ilimitado como objetivo central
y adoptando un modelo de desarrollo verdaderamente sostenible que priorice el
bienestar social y la armonía con la naturaleza.
La
insostenibilidad del modelo energético fosilista
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Resumen de
la Parte 1 del Volumen V
La Parte 1 del quinto
volumen de los cuadernos analiza la crisis energética actual, centrándose en el
agotamiento de los combustibles fósiles y las limitaciones de las alternativas
energéticas que se proponen. De manera particular se identifican las causas
principales que definen el fin del modelo energético fosilista. El análisis
también se enfoca en las imitaciones de las alternativas energéticas como la energía
nuclear; los biocombustibles; el Hidrógeno; la energía eólica y solar; la hidroeléctrica
y las energías geotérmica y mareomotriz. A partir de lo anterior se fundamenta
sobre la necesidad de una sociedad hipoenergética como única alternativa viable
frente al agotamiento de los combustibles fósiles y las limitaciones de las
energías alternativas. Finalmente se formula un llamado a la acción, instando a
la sociedad a tomar conciencia de la crisis energética y a actuar con
responsabilidad para construir un futuro sostenible.
El obligado abandono del modelo energético
fosilista
Con el redescubrimiento y el empleo masivo del carbón mineral se desata la primera transición termo-industrial caracterizada por el uso de máquinas y el crecimiento en población y en producción. La irrupción del petróleo inauguró el sexto modelo energético conocido como “industrial avanzado” que es el que da forma y estructura al mundo en el que vivimos.
Desde el Neolítico hasta la Primera Revolución Industrial, la producción de energía por persona y por año promedió 0,5 barriles de equivalente petróleo (BEP), pero a partir de la primera transición termoindustrial ese valor trepó exponencialmente hasta alcanzar 12 BEP/persona/año. Un salto gigantesco, único e irrepetible, a partir del que nos convertimos en una “sociedad fosilista”.
Han sido
los combustibles fósiles, los que hicieron posible el nacimiento y desarrollo
de la sociedad industrial; los que nos colocaron en la senda del crecimiento
exponencial de la economía, de la población y también del deterioro ambiental.
El
consumo de combustibles fósiles ha aumentado significativamente en el último
medio siglo, alrededor de ocho veces desde 1950, y aproximadamente el doble
desde 1980.[1]
En el
siguiente gráfico se puede ver cómo ha crecido desde 1800 el consumo global de
combustibles fósiles desglosado por carbón, petróleo y gas.
Los datos
anteriores a 1965, provienen del trabajo de Vaclav Smil,[2]
sobre las transiciones energéticas; esto se ha combinado con los datos
publicados en BP’s Statistical Review of World Energy desde 1965 en
adelante.
En cuanto
al uso mundial de energía primaria desde 1850 discriminado por fuentes
su evolución puede verse en el siguiente gráfico.
Fuente: http://www.iiasa.ac.at/
Según el BP
Statistical Review of World Energy 2022, la energía primaria a nivel
mundial estuvo dominada por los combustibles fósiles, que representaron un 82%
del total. De manera desglosada:
- Petróleo: aproximadamente 31% de la
energía primaria.
- Carbón: alrededor del 27% de la
energía primaria.
- Gas natural: aproximadamente 24% de la
energía primaria.
A nivel
global los mayores consumidores utilizan mucho más cantidad de energía fósil
que algunos de los consumidores más pequeños así, por ejemplo, mientras el
consumo de energía de los combustibles fósiles alcanzó en 2021 en China 36.223
TWh; para el mismo año, el consumo en Ecuador fue de 143 TWh. Si medimos el
consumo per cápita de combustibles fósiles tenemos que, mientras en
Estados Unidos, para 2021, ese consumo fue de 62.365 kWh; en la India fue de
6262 kWh.
Riechmann,[3]
sostiene que:
…el petróleo, ese
caramelo fósil a la puerta de un colegio, era un regalo envenenado… Estructuró
la economía y la sociedad del siglo XX... con resultados a la postre
desastrosos…Como el regalo excesivo que se entrega a un niño pequeño, y que lo
malcría, hemos sido incapaces de gestionar adecuadamente esa preciosa herencia
fósil…Una riqueza dilapidada que nos echó a perder.
A renglón
seguido, Riechmann destaca la sabia admonición de Lewis Mumford:[4]
Nos encontramos, pues,
en uno de esos momentos en los que es útil recordar la sabiduría popular de los
cuentos de hadas antes de que convirtamos el último regalo de la ciencia en un
relato de horror. Cuando en esos relatos algún deseo humano profundamente
arraigado se ve satisfecho por la magia, existe habitualmente alguna trampa
fatal unida al regalo, trampa que bien hace que tal regalo actúe justo en
sentido opuesto a lo esperado, bien le quita al receptor el beneficio
prometido.
Si bien
existen condiciones objetivas que insinúan el ocaso de nuestro modelo
industrial avanzado, aun no se hace presente una extendida conciencia social
sobre la necesidad de cambiar nuestros horizontes energéticos. Esta convivencia
entre la madurez de las condiciones objetivas y la inmadurez de las condiciones
subjetivas sugiere que nos encontramos frente a un periodo de transición en
materia energética.
Detengámonos
entonces para analizar algunos elementos de juicio e información concreta que
nos hacen pensar que nos dirigimos hacia el abandono del actual modelo
energético fosilista.
Las negociaciones sobre el cambio climático
El
descomunal ritmo en el uso de los combustibles fósiles queda bien ejemplificado
si pensamos que el proceso de captura del carbono atmosférico - que quedó
depositado en el carbón, el petróleo y el gas natural - insumió cientos de
millones de años; y que las sociedades industriales, al quemarlos, apenas están
empleando 300 años para devolverlo a la atmósfera. Se trata de un forzamiento
brutal de los tiempos de la biosfera que, entre otras consecuencias, ha
definido un cambio climático potencialmente catastrófico.
Para
alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, que busca limitar el aumento de la
temperatura global a 1.5°C por encima de los niveles preindustriales, se estima
que entre el 50% y el 80% de las reservas actuales de combustibles fósiles
deberían permanecer sin ser explotadas. Esto incluye reservas de petróleo, gas
natural y carbón.
Un estudio publicado en la revista Nature en
2015 estimó que un tercio de las reservas de petróleo, la mitad de las reservas
de gas natural y más del 80% de las reservas de carbón deberían quedar sin
explotar para evitar un calentamiento peligroso.[5]
Otro informe del Carbon Tracker Initiative sugiere que un 80% de las
reservas globales de combustibles fósiles no pueden ser utilizadas si se desea
cumplir con los compromisos del Acuerdo de París.[6]
La “burbuja” de carbono
La
burbuja de carbono se ha inflado al influjo de inmensas inversiones realizadas
en los combustibles fósiles, particularmente aquellas efectuadas en
combustibles fósiles no convencionales. Inversiones que se han efectuado sin
importar los efectos que la quema de todo el carbón, petróleo y gas existente
traerá para el sistema climático mundial.
Carlos
Fresneda,[7]
considera que los mercados pueden llevar a la economía y al planeta a una
situación límite y afirma que para “amortizar” las inversiones en energías
sucias de los últimos años, no va a haber más remedio que quemar todas las
reservas de energías fósiles que tenemos. Si no lo hacemos, la economía se
desestabilizaría.
Por su
parte, Bill McKibben,[8]
considera que:
Si pudiéramos ver el mundo con un par de gafas
particularmente iluminadoras, una de las características más destacadas del
momento sería una gigantesca burbuja de carbono, cuyo estallido llevará un día
a que la burbuja de la vivienda de 2007 parezca una broma. Por desgracia …
hasta ahora es mantenida en gran parte invisible.
Tensiones por el acceso a la energía fósil
Tensiones
geopolíticas; creciente resistencia a la producción de las fuentes no
convencionales y ritmo acelerado en la expansión de las energías renovables. Se
trata de diferentes factores que completan el panorama de las condiciones
objetivas que señalan en dirección al ocaso de la sociedad fosilista.
La agotabilidad de
las fuentes fósiles
El actual
modelo energético, que ha posibilitado alcanzar objetivos económicos, sociales
y científicos jamás imaginados, resulta enormemente frágil. Prácticamente toda
nuestra tecnología y nuestro modo de vida actual descansan sobre fuentes de
energía agotables. Un gigante con pies de barro.
A un ritmo de
extracción de aproximadamente noventa millones de barriles diarios, cada año
quemamos y utilizamos el equivalente a cuatro siglos de plantas prehistóricas y
de esta manera, los ricos
campos petroleros y las minas de carbón fácilmente explotables del pasado están
casi agotados.[9]
Elaboración propia
A nivel mundial, desde 1962, cada año se descubren menos yacimientos y
los que están por descubrirse se encuentran más inaccesibles. Las estadísticas
indican que hoy por cada cinco barriles que se consumen, se descubre uno para
su reposición. Este insostenible ritmo de extracción fue analizado en profundidad por
Marion King Hubbert quien, en la década de 1950, lanzó su teoría conocida como Cenit
Petrolero; Peak
Oil o Pico de Hubbert. Esta
teoría viene a decir que la cantidad de petróleo que se extrae anualmente de un
pozo sigue una curva con forma de campana, de manera que la extracción aumenta
durante los primeros años hasta llegar a un límite que se alcanza cuando se ha
explotado aproximadamente la mitad del crudo extraíble. A partir de ese momento
la extracción se hace más difícil y lenta (por motivos geológicos) hasta que
llega un momento que extraer el petróleo requiere más energía que la que se va
a sacar de él, y ya no es rentable extraerlo por muy alto que sea su precio.
El
cociente entre la cantidad de energía total que es capaz de producir una fuente
de energía y la cantidad de energía que es necesario emplear o aportar para
explotar ese recurso energético es lo que se conoce como “Tasa de Retorno
Energético” (TRE) (en inglés: EROEI o EROI). Para el petróleo, hasta 1940,
la TRE se aproximaba a 100; en 1970 se había reducido a 23 y hoy ronda un valor
de 8. Para el carbón, los valores de TRE, que eran de 80 para el año 1950, se
habían reducido en 1970 a un valor de 30. El gas, tiene una TRE que varía entre
1 y 5.
La curva
en forma de campana de la teoría de Hubbert, como lo menciona Ugo Bardi,[10]
muestra un patrón; una lógica que, bueno es aclararlo, no aparece sólo para el
petróleo o los recursos energéticos. Se trata de un patrón muy general de
producción de recursos no renovables o lentamente renovables. Bardi afirma
entonces que la curva en forma de campana o Tipo Hubbert resulta el
comportamiento "natural" de la producción de recursos no renovables o
lentamente renovables y es la forma en que se espera que el sistema se comporte
cuando no hay interferencias fuertes de tipo político o de otra clase de
perturbaciones.
Los
seguidores de Hubbert fundaron la Asociación para el Estudio del Cenit del
Petróleo y Gas (ASPO). Según sus cálculos el año del cénit mundial del
petróleo convencional se habría alcanzado entre 2005 y 2010.
Como lo
dijera James R. Schlesinger (1977), al referirse a la crisis energética: tenemos
un caso clásico de crecimiento exponencial contra un recurso finito. De
esta manera se va abriendo una creciente brecha entre la posible futura
provisión de petróleo y la proyección de una ilimitada demanda.
Desde
finales del siglo XX y a raíz de los escasos hallazgos de hidrocarburos
convencionales, tanto offshore como onshore, comenzaron a
aparecer entre las fuentes de abastecimiento los hidrocarburos offshore
de aguas profundas y los hidrocarburos onshore no convencionales.
Conviene
preguntarnos aquí, tal como lo hace Pedro Prieto: ¿por qué habría que ir tan
lejos, tan profundo y a yacimientos tan pobres?[11]
La
respuesta es que se está yendo tan lejos, tan profundo y a yacimientos tan
pobres porque cada vez son más escasos los hallazgos de hidrocarburos
convencionales.
Conviene también
detenerse en los “hidrocarburos no convencionales”,[12]
cuya extracción se nos presenta como un alarde de la tecnología, ocultando los
altísimos costos y los graves impactos ambientales de las metodologías de
extracción empleadas,[13]
a lo cual se agrega sus TRE bastante bajas (0,7 a 13,3).
A manera de ejemplo, la tecnología para el gas de esquisto incluye
“perforación profunda en horizontal” y “fracking” (fractura hidráulica),
para lo cual se emplea un 98% de agua y arena, y un 2% de aditivos químicos que
se mantienen como “secreto comercial”.[14]
No obstante, según el informe del Tyndall Centre, los aditivos
químicos empleados tienen efectos potenciales sobre la salud y el ambiente. 17
han sido clasificados como tóxicos para organismos acuáticos, 38 son tóxicos
agudos, 8 son cancerígenos probados y otros 6 están sospechados de serlo, 7 son
elementos mutagénicos y 5 producen efectos sobre la reproducción. Las enormes
cantidades que deben emplearse –para una plataforma de 6 pozos oscilarían entre
los 1.000 y los 3.500 m3 de químicos- serían, por sí mismas, motivo de máxima
precaución y control.
Según el informe los riesgos incluyen: la contaminación de agua
subterránea por acción de los fluidos utilizados para las fracturas, a raíz de
roturas en los encamisados o filtraciones; la contaminación de la tierra y agua
superficial debido a derrames de los compuestos utilizados en las fracturas, y
de las aguas contaminadas que regresan a la superficie una vez concluido el
proceso; el sobreconsumo y agotamiento de fuentes de agua; el tratamiento de
las aguas residuales y los impactos sobre la tierra y el paisaje.
Vale la
pena detenernos aquí para mencionar que, en Argentina, con el yacimiento de
Vaca Muerta,[15]
se ha generalizado una muy optimista visión sobre la disponibilidad de
combustibles fósiles, disponibilidad que en algunos cálculos nos podría
abastecer por 105 años. Pero estos cálculos no toman en consideración las
enormes diferencias entre recursos prospectivos, recursos contingentes y
recursos “3 P”; ni la extracción posible dadas las condiciones de mercado
futuro; ni las tasas de retorno energético del yacimiento; ni el error que
significa calcular disponibilidad de recursos en base a los consumos actuales,
sin considerar su inevitable crecimiento exponencial. Por otra parte, y dando
por cierta la estimación de 22.807 millones de barriles como recursos
técnicamente recuperables de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta, es
de hacer notar que, con un consumo mundial de 36.900 millones de barriles/año o
lo que es igual de 101 millones de barriles diarios (consumo en 2023), los
recursos de Vaca Muerta solamente significan 226 días del consumo mundial. En
otras palabras, dado el poder de compra o político-militar de los países
desarrollados, es de esperar que los recursos energéticos de Vaca Muerta sean
exportados mucho antes de poder ser utilizados por más de un siglo para nuestro
desarrollo.
Otra
visión optimista la tenemos con la extracción de hidrocarburos no
convencionales en Estados Unidos, que condujo a “romper la campana de Hubbert”.
Ugo
Bardi,[16]
señala que
En 1956, Marion King Hubbert predijo que la
producción de petróleo de Estados Unidos seguiría una curva "en forma de
campana", comenzando un declive irreversible alrededor de 1970.
Básicamente tenía razón, pero, alrededor de 2010, la curva de producción volvió
a crecer. Este abrupto repunte fue un evento sorprendente que impulsó a los
Estados Unidos de nuevo al papel de mayor productor mundial de petróleo crudo,
y a volverse notablemente más optimista en términos
geopolíticos. Impulsado por su gran producción de petróleo, el Imperio
está contraatacando. Pero ¿por cuánto tiempo?
Esta
inversión de la tendencia declinante del crudo debe ser vista, tal como lo
propone Bardi,[17]
como un intento desesperado para que la extracción aumente sin contemplar en
absoluto los impactos que tendrá sobre la lucha contra el cambio climático y
las políticas ambientales en general. Para Bardi la sobreexplotación conduce
al colapso: las personas no se dan cuenta de que, al impulsar el crecimiento a
toda costa, están destruyendo el mismo recurso que crea el crecimiento, al
igual que ya aconteció con la pesca. A manera de ejemplo Bardi se remite al
caso de la pesca del bacalao.
Los
desembarcos estadounidenses de bacalao del Atlántico Norte hasta 1980 pueden
verse en el siguiente gráfico
Por
aquellos años se afirmaba que este milagrosos crecimiento se debía a las nuevas
tecnologías de pesca que disipaban todas las preocupaciones que existían con
la sobrepesca. Bardi menciona el caso de un artículo de Hamilton et al,[18]
como ejemplo de tales opiniones. Finalmente proporciona los datos de
desembarques de bacalao hasta 2012 que muestran a las claras lo que sucedió
después de la gran explosión de crecimiento.
Fuente Ugo Bardi
En el
siguiente gráfico se puede apreciar que en la actualidad nos encontramos en una
trayectoria que se aproxima al límite “precio/tecnología” y de continuar
chocará inevitablemente contra el límite TRE = 1
El colapso pesquero ilustrado por Bardi, al igual que el cenit petrolero, son ejemplos de lo que le espera al sistema-mundo productivista: un comportamiento conocido como el Acantilado de Séneca, descripto en la Epístola de Séneca a Lucilio donde menciona que:
Sería algún consuelo
para la debilidad nuestra y de nuestras obras si todas las cosas perecieran con
la misma lentitud que llegaron a existir; pero tal como son las cosas los
incrementos son de lento crecer y la ruina es rápida.
Y pensar que el futuro
depende de entender una obviedad
Georgescu-Roegen afirmaba que lo obvio debía ser enfatizado porque había sido ignorado durante largo tiempo,[19] y una de tales obviedades es la que nos recuerda B. W. Hill: se requiere de petróleo para extraer petróleo.[20] Obviedad que ha sido largamente ignorada, convirtiéndose en una amenaza silente para el futuro de la humanidad.
En una mezcla de negacionismo, omnipotencia
prometeica e irresponsabilidad; aplicando una y otra vez las estrategias de
atenuación, tan bien descriptas por Slavoj Žižek, mirando para otro lado,
impulsados por el inmediatismo económico que caracteriza al sistema-mundo
productivista, devolvimos a la atmósfera el carbono capturado y depositado en
las fuentes fósiles de energía durante millones de años, en tan solo 300 años,
imaginando que semejante crecimiento exponencial en las concentraciones de CO2
en la atmósfera no tendría consecuencias desastrosas.
Enfrascados en semejante vorágine energética no
prestamos la menor atención a otra verdadera obviedad: las fuentes fósiles
de energía son recursos naturales no renovables y, por lo tanto,
inevitablemente agotables.
Esta característica, en el caso del petróleo, tiene
la particularidad de no depender de la cantidad finita de sus reservas bajo el
suelo, sino de depender de la relación entre la energía necesaria para
extraerlo y la cantidad de energía que obtenemos a cambio, relación que, cuando
alcanza el valor de "1", define que no sea rentable extraerlo, por
muy alto que sea su precio.
He aquí el fundamento de un indicador que hoy
debería ocupar la atención de toda la dirigencia política y sus
tecnoburocracias: la Tasa de Retorno Energético (TRE). Un indicador que muestra
una clara tendencia declinante para las fuentes fósiles y que resulta bajo para
sus potenciales sustitutos (ver gráfico). Un indicador que pesa mucho más para
el futuro de la humanidad que los productos brutos con los que tanto se
entretienen mientras la civilización marcha alegremente hacia la
autodestrucción.
Resulta de vital importancia que la sociedad y sus
clases dirigentes adviertan que, en los volúmenes en que lo empleamos
-equivalentes a siglos de plantas prehistóricas todos los años- no existen
sustitutos para el petróleo; que la sociedad crecimientista que hemos
construido, no puede detenerse ni ralentizar su marcha y que solo es cuestión
de algunas décadas más para que se derrumbe el actual modelo energético
fosilista y con ello, se derrumben los modelos de producción y consumo que
alimentan al sistema-mundo productivista.
Sólo podemos usar una vez el petróleo. Sólo podemos
emplear los metales una vez. Pronto se quemará todo el petróleo y todos los
metales de las minas serán extraídos y transformados. De esta manera nos
veremos impelidos a abandonar por completo nuestra cultura monetaria
reemplazándola con una contabilidad atada a las restricciones de la materia-energía.
¿Pueden las alternativas
energéticas suplir las características del petróleo?
Walter
Youngquist,[21]
es contundente al afirmar que:
En
conjunto no hay un sustituto para el petróleo debido a su alta densidad
energética, la facilidad de su manejo, la multiplicidad de sus usos y los
volúmenes en que ahora lo usamos. El pico de la producción mundial de petróleo,
con el consiguiente e irreversible declive, será un punto de inflexión en la
historia de la Tierra cuyo impacto mundial sobrepasará todo cuanto se ha visto
hasta ahora. Y es seguro que ese acontecimiento tendrá lugar durante la vida de
la mayoría de las personas que viven hoy.
Si bien, ninguna de las alternativas energéticas
conocidas reúne las ventajas del petróleo, su inevitable agotamiento y su
inviabilidad ambiental obligan a la búsqueda de sustitutos.
Veamos entonces, brevemente, los obstáculos que
muestran las principales alternativas energéticas disponibles.
Energía
Nuclear
Los principales obstáculos en el caso de la energía nuclear son: los altísimos costos, particularmente si se incluyen los costes reales, sobre todo en cuanto a los riesgos, que convierten a la energía nuclear -por lejos- en la fuente más cara; por su peligrosidad, la energía nuclear no se puede usar para el transporte y cualquier alternativa real al petróleo pasa por la necesidad de sustituirlo en el gran parque móvil mundial; se alentará la proliferación nuclear y a los regímenes autoritarios; sus desechos envenenarán el planeta para decenas de miles de años; se seguirá ahondando la brecha Norte-Sur y los riesgos de accidentes nucleares
Durante mucho tiempo
se creía que la posibilidad un accidente nuclear de Nivel 6 o 7 era de uno en
100.000 años hasta que, en 1957, se registra el accidente de Nivel 6 de Mayak;
en 1986 se produce el accidente de Nivel 7 en Chernóbil y, en 2011, el accidente
Nivel 7 en Fukushima.
El Accidente de Kyshtym, fue un desastre radiológico ocurrido en la planta nuclear de Mayak, ubicada cerca de la ciudad de Chelyabinsk, en la Rusia soviética, el 29 de septiembre de 1957. En el mapa se puede apreciar el Rastro Radiactivo del Este de los Urales. El accidente fue uno de los mayores desastres radiológicos en la historia. Ocurrió cuando un tanque de almacenamiento de residuos radiactivos explotó, liberando una gran cantidad de material radiactivo a la atmósfera. La explosión liberó alrededor de 50-100 toneladas de residuos radiactivos, incluyendo cesio-137, estroncio-90 y plutonio-239, entre otros. Se estima que al menos 200 personas murieron como resultado del accidente, principalmente como resultado de la exposición aguda a altos niveles de radiación. Además, se estima que alrededor de 10,000 personas fueron expuestas a niveles peligrosos de radiación, y muchas más fueron expuestas a niveles bajos de radiación a largo plazo. El desastre también tuvo un impacto significativo en el ambiente, contaminando ríos, lagos y tierras agrícolas en la región. Aunque se han realizado esfuerzos para limpiar la zona afectada, todavía se observan efectos significativos en la salud y el ambiente en la región.
Tareas de limpieza en la central nuclear de Mayak
El accidente nuclear en Chernóbil fue un desastre
radiológico ocurrido el 26 de abril de 1986 en la central nuclear de Chernóbil,
cerca de la ciudad de Pripyat, en la República Socialista Soviética de Ucrania.
El accidente fue el peor desastre nuclear en la historia, tanto en términos de
muertes como de costos económicos y ambientales.
El
accidente ocurrió cuando un experimento en el reactor número 4 de la central
nuclear salió mal, lo que provocó una explosión y un incendio que liberaron
grandes cantidades de material radiactivo a la atmósfera. Se estima que
alrededor de 5% del núcleo del reactor se fundió y se liberó alrededor de 90
veces la radiación de la bomba atómica de Hiroshima.
Alrededor de 4,000 personas murieron como resultado
del accidente, principalmente como resultado de la exposición aguda a altos
niveles de radiación. Además, se estima que alrededor de 400,000 personas
fueron expuestas a niveles peligrosos de radiación, y muchas más fueron
expuestas a niveles bajos de radiación a largo plazo. El desastre también tuvo
un impacto significativo en el ambiente, contaminando ríos, lagos y tierras
agrícolas en la región. Se evacuó a decenas de miles de personas de la zona de exclusión
alrededor de la central nuclear, y esa área sigue siendo inhabitable hoy en
día.
El accidente nuclear de Fukushima fue un desastre radiológico ocurrido el 11 de marzo de 2011 en la central nuclear de Fukushima Daiichi, en la costa este de Japón. El desastre fue causado por un terremoto y un tsunami que afectaron la región, lo que provocó la falla de los sistemas de enfriamiento en los reactores nucleares. El terremoto y el tsunami causaron daños significativos en los edificios de la central nuclear, lo que resultó en la liberación de material radiactivo a la atmósfera y el océano. El accidente tuvo un impacto significativo en la salud y el ambiente. Se evacuaron a más de 150,000 personas de la zona, y muchos de ellos aún no han regresado a sus hogares. También hubo una gran cantidad de contaminación radiactiva en la región, lo que afectó la agricultura y la pesca en la zona. El desastre también tuvo un impacto económico significativo, con un costo estimado de más de 200 mil millones de dólares. Se han llevado a cabo esfuerzos de limpieza y descontaminación en la zona, pero los efectos del accidente siguen siendo un problema en la región.
Veamos un resumen del posicionamiento antinuclear de
Hervè Kempf.[22] Su punto
de partida son algunas imágenes de Pripyat, en Ucrania que, en abril de 1986
contaba con 47.000 habitantes y era la ciudad más moderna de la ex URSS.
El 26 de abril de 1986 se produce el
sobrecalentamiento y explosión del reactor N°4 de la Central Nuclear de
Chernóbil, que emite 500 veces más radiación que la bomba atómica arrojada
sobre Hiroshima en 1945 y Pripyat se convierte así en la ciudad fantasma más
grande del mundo moderno.
Años más tarde, frente a lo ocurrido con la central de
Fukushima, pese a que se quiso ocultar la enorme gravedad de la acontecido,
Japón reconoció que la situación en los primeros días fue mucho más grave de lo
que admitió en su momento. El ex primer ministro Naoto Kan admitió en
septiembre que pensó en la posibilidad de evacuar la capital del país. Las
escenas de Tokio desierto, sin una sola persona por las calles, pasaron por mi
mente, señaló entonces. Fue realmente un pensamiento escalofriante
(EL PAIS: La fusión de Fukushima fue peor de lo anunciado - AFP - Tokio
- 02/12/2011)
A partir de lo anterior, resulta sorprendente que se
presente un procedimiento técnico, que amenaza el presente e hipoteca el
porvenir, como la “energía del futuro”. Un verdadero ejemplo de
irresponsabilidad.
Kempf acude al ejemplo de Inglaterra que, desde la década de 1950, colecciona fracasos en materia nuclear y concentra, en Sellafield, una gran cantidad de desechos radioactivos y usinas contaminadas, con lo que no sabe qué hacer. Sin embargo, sigue construyendo nuevos reactores.
Luego se menciona la cuestión del destino de los
desechos radioactivos, afirmando que ningún país del mundo pudo solucionarlo.
Tal es el caso de Francia cuyo lobby nuclearista nos quiere hacer creer
lo contrario.
Francia decidió “reprocesar” los combustibles
residuales de los reactores, logrando reducir fuertemente el volumen de los
desperdicios radioactivos, pero multiplicando sus tipos, especialmente al
aislar el plutonio.[23] Por otra
parte, al no resultar rentable, no se reciclan todos los combustibles. Francia
se encuentra ahora no sólo con los desechos concentrados producto del reciclado
y del plutonio, sino también con combustibles usados, igual de radioactivos. En
resumen, Francia se encuentra con categorías diferentes de desechos peligrosos,
que implican cada uno una solución técnica particular y de las cuales no se
encontró ninguna.
Los desechos
nucleares constituyen un problema moral insoluble. La industria nuclear prevé
que antes del año 2000 habrá un total de 575 millones de litros de desechos
intensamente radiactivos, de «alto nivel» y sí bien las cantidades exactas de
desechos radiactivos militares se mantienen en secreto, es de suponer que sean
muy superiores a los producidos por los reactores industriales.
El plutonio, llamado
así por Plutón, dios Griego de los infiernos, es con mucho el más mortal de
todos los desechos nucleares. En cantidades inferiores a una millonésima de
gramo —una dosis invisible— es carcinógeno; menos de medio kilo, distribuido
uniformemente, podría engendrar un cáncer de pulmón en todos los habitantes del
mundo. En vista de ello, es realmente terrorífico saber que cada reactor
comercial produce anualmente entre 180 y 230 kilos de plutonio.
¿En nombre de qué
legarle por miles de años a centenares de generaciones productos tóxicos que
sólo habrán servido al bienestar de dos o tres generaciones?
Otro aspecto importante en el planteo de Kempf es el
referido a los altos costos de la generación nuclear. Según datos disponibles,
la eficiencia energética es tres veces más rentable que la energía nuclear.
Mientras una central nuclear de mil Mw de potencia tenía en 2008, un costo de
6000 millones de euros; una central de carbón de igual potencia tenía un costo
de 1300 millones y una de gas, no sobrepasaba los 500 millones de euros.
Marcel Coderch y Núria Almirón,[24]
destacaban que:
En enero de
2007, las autoridades británicas anunciaban que desmantelar y cerrar su parque
de centrales obsoletas costaría al Reino Unido la exorbitante cifra de 125.000 millones
de euros, que tendrían que ser asumidos por el Estado, ya que no fueron
cargados en su momento al coste de la electricidad generada con estos
reactores. Estas actividades de desmantelamiento durarán más de 125 años, con
lo que la factura total será con toda seguridad mucho más elevada.
Frente a los altos riesgos, los altísimos costos y la
proliferación, el lobby nuclear ahora nos dice que la energía nuclear no
emite CO2.
Hasta 2007 en el mundo existían 436 reactores en
servicio con una capacidad de generación de 352 GW que garantiza el 16% de la
producción mundial de electricidad. Las previsiones indican que en 2030 se
alcanzarán 833 GW de generación, lo cual significa poner en servicio 25
centrales por año, hasta alcanzar un total de 610 reactores, a un costo
variando entre 5000 y 12.000 millones de dólares por reactor que nos dice que
será muy difícil que se cumpla esta previsión.
¿Pero que representarían estos hipotéticos 610
reactores en términos de emisiones de CO2?
La Agencia Internacional de Energía hizo el cálculo:
la puesta en servicio anual de 30 GW conduciría a una reducción de las
emisiones del 6% en 2050. ¿Vale la pena?
Se sugiere también la lectura de: Energía
Nuclear (2009) de Jorge Riechmann,[25] y El
punto crucial: Ciencia, sociedad y cultura naciente (1982) de Fritjof
Capra.[26]
Biomasa, Biodiesel y Etanol
La biomasa es la fuente renovable de
energía más difundida hoy en el mundo, causando importantes problemas de
deforestación. Su uso intensivo, como en la India, donde se queman al año 200
millones de toneladas de excremento de vaca para combustible de cocina, causa
problemas de contaminación y pérdida de nutrientes del suelo. En otras partes
del mundo, se cosechan “cultivos energéticos”. Dada la naturaleza intensiva del
uso de petróleo en la agricultura moderna, probablemente se gaste más energía
produciendo un litro de biodiésel, de la que el biodiesel produce en su
combustión.
George Monbiot en un artículo publicado en The Guardian el 6 de
diciembre de 2005, con el título: El cultivo más destructivo de la tierra no es una solución a la crisis
energética, considera que, al promover el biodiesel
como sustituto, hemos pasado por alto el hecho de que es peor que la quema de
combustibles fósiles que reemplaza. Para Monibot:[27]
La idea de que podemos simplemente reemplazar [los combustibles fósiles]
- y las densidades de energía extraordinarias que nos proporcionan - con
energía ambiental es materia de ciencia ficción. Simplemente no hay sustituto
para reducir el consumo. Pero se están buscando sustitutos en todas partes. Hoy
en día se están promoviendo en las conversaciones climáticas en Montreal, por
estados - como el nuestro - que buscan evitar las difíciles decisiones que el
cambio climático exige. Y al menos un sustituto es peor que la quema de
combustibles fósiles que reemplaza [el biodiesel].
Entre las estrategias para mitigar el
cambio climático global, se destaca la opción de mitigación en el sector
energético mediante acciones de reducción de emisiones, que incluyen:
- la disminución del consumo
para lograr un mismo resultado (uso racional de la energía);
- el reemplazo de combustibles
(de uno de mayor emisión de GEI´s a otro de menor emisión de GEI´s); y
·
la
sustitución de los combustibles fósiles por fuentes renovables de energía.
Dentro de la última mencionada, emerge la posibilidad de alcanzar
importantes niveles de reducción de emisiones mediante la sustitución de
combustibles fósiles por biocombustibles, entendiendo por tales, aquellos que
derivan de la biomasa, entre los que hoy se destacan:
- el “bioetanol”,
principalmente obtenido a partir de maíz, sorgo, caña de azúcar o
remolacha; y
- el “biodiésel” que se
fabrica a partir de aceites vegetales.
El Segundo Informe de Evaluación del IPCC expresa que:
en los casos en que la biomasa es utilizada para reemplazar combustibles
fósiles en la generación de energía —y regenerada sosteniblemente— se evita la
emisión neta de carbono, ya que el CO2 emitido al convertir la
biomasa en energía es fijado nuevamente en la biomasa a través de la
fotosíntesis.[28]
Es por todo lo expresado que los
biocombustibles constituyen una fuente de energía renovable con un inmenso
potencial para alcanzar el objetivo establecido en la Convención Marco de
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático: estabilizar las
concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que
impida interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático.
Bajo este inmenso paraguas ambiental, incrementar el empleo de
“biocombustibles”, resulta un hecho sumamente positivo; siempre y cuando, tal
como lo advirtiera el IPCC, el desarrollo de la energía de biomasa se lleve a
cabo de una manera que aborde efectivamente las preocupaciones acerca de otras
cuestiones ambientales y la competencia con otros usos del suelo, caso
contrario no podrá hacer importantes contribuciones en los mercados de la
electricidad y los combustibles, como así tampoco podrá ofrecer perspectivas de
aumento en el empleo e ingreso rural.
En la 12ª Reunión del Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico,
Técnico y Tecnológico (SBSTTA) del Convenio sobre la Diversidad Biológica
fueron consideradas algunas de las amenazas que la producción de
Biocombustibles y su uso pueden llegar a entrañar para la diversidad biológica
en todos sus niveles y para el bienestar humano, tales como, entre otras: la
pérdida, fragmentación y degradación de valiosos hábitats como los bosques,
prados, humedales y otros sumideros de carbono, incluidos sus componentes de
diversidad biológica y sus esenciales servicios ambientales; el aumento en las
emisiones de gases efecto invernáculo debidos a tales cambios de uso del suelo;
el aumento del consumo de agua, el aumento en la aplicación de fertilizantes y
pesticidas, con el consiguiente aumento en la polución del agua, los procesos
de eutroficación y la degradación y erosión de los suelos; el cultivo
desenfrenado de organismos genéticamente modificados y la introducción
desenfrenada de especies exóticas invasoras.
En su discurso sobre el Estado de la Unión ante el Congreso en 2007, el
presidente Bush presentó un plan que contemplaba -para el 2017- alcanzar un
aumento del 500 % en la cantidad de combustible alternativo que
obligatoriamente se debería agregar a la nafta, equivalente a 144.000 millones
de litros. Entre tales combustibles alternativos y dadas las dificultades
actuales de producir etanol celulósico a un costo competitivo, la mayor parte
del combustible para satisfacer el objetivo de combustibles alternativos
debería provenir del grano, razón por la cual, el anuncio inició un verdadero “boom”
de los biocombustibles. Estados Unidos está a punto de acceder a tecnología
que nos permita vivir sin ser tan dependientes del petróleo, afirmó Bush y
agregó: Y esta tecnología nos ayudará a ser mejores custodios del medio
ambiente y nos ayudará a enfrentar el serio desafío del cambio climático
mundial.
Lo cierto es que la propuesta formulada por el presidente Bush, lejos de
obedecer a una cuestión ambiental, resulta consecuencia directa y exclusiva del
alza en el precio del petróleo, motivada, a su vez, en su creciente
agotamiento.
La paradoja planteada es que esta política que persigue el objetivo de
aumentar la producción de biocombustibles, en lugar de traer beneficios
ambientales, económicos y sociales, solo logrará agudizar problemas como la
deforestación y más grave aún, agudizará el caos en la economía alimentaria del
mundo y, consecuentemente, conducirá a una creciente inestabilidad política,
particularmente la del mundo en desarrollo.
En Estados Unidos, la producción de etanol para combustible motivó una
desenfrenada construcción de destilerías en diferentes regiones agrícolas.
Entre 2005 y 2006; se inició la construcción de 54 nuevas destilerías que, en
conjunto, podían alcanzar más de 15.000 millones de litros de capacidad anual
de producción, lo cual suponía aumentar la cosecha para evitar que disminuya el
stock de granos para alimentos. Ese aumento, en un cálculo conservador,
indicaba que se requería de 136 millones de toneladas adicionales de grano en
la cosecha del 2007 para superar el déficit de producción del 2006,
producir las toneladas adicionales para cubrir el crecimiento anual de la
demanda para alimento y para proveer a las 54 nuevas destilerías en Estados
Unidos.
En un mundo donde el crecimiento en la cosecha de grano ha promediado 20
millones de toneladas por año desde el 2000, las opciones para un salto tan
enorme en la cosecha del año próximo no eran buenas, incluso con el estímulo de
los altos precios del grano.
Además, y no poco importante, el sideral crecimiento requerido en la
producción mundial se debía concretar en una situación caracterizada por la
cada vez más extendida escasez de agua para irrigación y la perspectiva de
condiciones climáticas extremadamente desfavorables motivadas en las
consecuencias del cambio climático global.
En tal escenario no hay que ser un experto para comprender que la
competencia por grano para etanos o alimentación definirá un marcado incremento
en los precios de las cosechas, tanto a nivel local en Estados Unidos como a
nivel mundial.
A priori, el aumento en los precios parece una muy buena noticia,
particularmente para aquellos países que son fuertes productores y exportadores
de grano. Pero la alegría puede durar poco. La competencia que se establecerá
entre los 800 millones de dueños de automóviles, que desean mantener su
movilidad y los 2.000 millones más pobres del mundo, que desean simplemente
sobrevivir, creará un clima de violencia e inestabilidad política: primero en
los países de baja renta que importan su grano y luego, globalización mediante,
terminará afectando el progreso de la economía mundial.
El esperado aumento de precios afectará no solo a los países donde el
maíz es el alimento básico, como por ejemplo México, sino también a aquellos
que lo consumen en forma indirecta y en enormes cantidades para la producción
de carne, leche y huevos, tales como China, India y en el propio Estados
Unidos, que en conjunto suman a un 40 por ciento de la población mundial.
En tiempos pasados, las alzas del precio de los alimentos generalmente
se relacionaban con el tiempo meteorológico y eran siempre temporales. La
situación actual es diferente. A medida que se construyen más y más destilerías
de combustible de etanol, los precios del grano del mundo se incrementan hacia
su valor equivalente de petróleo, en lo que parece ser el principio de una
subida a largo plazo. Las economías del alimento y de la energía,
históricamente separadas, se están combinando. En esta nueva economía, si el
valor del combustible del grano excede su valor como nutriente, el mercado lo
desplazará hacia la economía de la energía. A medida que aumente el precio del
petróleo, también lo hará el precio del alimento.
Si los precios del grano suben a máximos absolutos, los conflictos por
alimentos se generalizarán y la inestabilidad política en países de baja renta
que importan su grano, tales como, por ejemplo, Indonesia, Nigeria o México
puede tornarse incontrolable y entre otras consecuencias puede llegar a
interrumpir el progreso económico global.
El mundo necesita desesperadamente una estrategia para el creciente
conflicto entre alimento y combustible.
Como principal productor y exportador de grano y productor principal de
etanol, los Estados Unidos tiene la mayor responsabilidad y lo que suceda con
la cosecha de grano de Estados Unidos afectará al mundo entero.
La opción es clara: un futuro en
el que se extiende el hambre y la inestabilidad o un futuro con una drástica,
pero sostenible, reducción de la dependencia del petróleo.
Evolución de la producción mundial de etanol, desde 1975 a 2005, en
millones de galones.
Fuente: F.O. Licht y World Watch. Elaborado
por: Earth Policy Institute.
1 galón = 4,546 litros
Evolución del maíz de Estados Unidos destinado a exportación (línea
superior) y maíz destinado a destilación para la producción de etanol como
combustible, desde 1980 a 2005, en millones de toneladas.
Fuente: USDA (United States Department of
Agriculture). Elaborado por: Earth Policy Institute.
Evolución del stock mundial de grano, desde 1960 a 2006, en millones de
toneladas.
Fuente: USDA (United States Department of Agriculture). Elaborado por: Earth Policy Institute
Evolución del carryover mundial de grano según el stock mundial,
desde 1960 a 2006, en días.
Fuente: USDA (United States Department of
Agriculture). Elaborado por: Earth Policy Institute.
Evolución del consumo y producción mundial de grano, desde 1960 a 2006,
en millones de toneladas.
Evolución de la producción representada por la línea no discontinua,
evolución del consumo representado por la línea discontinua.
Fuente: USDA (United States Department of Agriculture). Elaborado por: Earth Policy Institute
Hidrógeno
El hidrógeno tiene grandes obstáculos para erigirse en alternativa al petróleo. Hoy se lo obtiene a partir de los hidrocarburos, y es necesario para procesos de refinado. En el proceso de producción de hidrógeno siempre se utiliza más energía de la que producirá el hidrógeno obtenido. No estamos ante una fuente de energía sino ante un “transportador” de energía. Existen numerosos problemas físicos que hacen ínfima la posibilidad de que el hidrógeno tenga alguna importancia en el “mix energético” del futuro. No hay suficiente energía neta disponible de las fuentes renovables para sacar adelante el proceso. Es previsible que se fabricarán coches movidos por hidrógeno, pero es impensable imaginar que abarquen la totalidad del parque automotor que hoy conocemos, ni mucho menos.
Nos deberíamos preguntar ¿cuán “verde” es el hidrógeno
verde?
Lo primero que salta a la vista
son las limitaciones de esta fuente energética que requiere más energía para su
obtención que la que ofrecerá y que presenta enormes dificultades para su
transporte y almacenamiento en cuanto a temperaturas, presiones, inflamabilidad
y características de los recipientes y ductos. Sobre el particular, Fernández
Duran y González Reyes,[29] luego de enumerar estas limitaciones concluyen afirmando que, en el
mejor de los casos, el hidrógeno servirá para una sociedad con un consumo
energético mucho menor y en usos no intensivos.
En igual dirección, Heinberg,[30] tras señalar las limitaciones que presenta el hidrógeno afirma que: pensar
en mover el actual parque mundial de vehículos a partir del hidrógeno, sobre
todo a corto plazo, y garantizando además su movilidad en ascenso, es pues una
quimera. También podemos mencionar a Pedro Prieto quien aporta abundante
información relativa a los inconvenientes que plantea su uso y nos habla sobre
el “mito del hidrógeno”.[31]
Frente a lo anterior nos
preguntamos entonces qué cambió para que grupos privados decidan hacer
inversiones de gran magnitud en proyectos de hidrógeno, pregunta que se hace
Antonio Turiel en su blog: The Oil Crash bajo el título: “Asalto al tren
del hidrógeno”[32] donde introduce el tema afirmando que:
Durante las últimas semanas, han
proliferado las noticias y los anuncios de grandes empresas, de gobiernos y de
la propia Comisión Europea anunciándonos la llegada de un nuevo mesías salvador
en el panorama energético, una nueva fuente de energía que conseguirá al tiempo
descarbonizar nuestra economía (evitando así las emisiones de dióxido de
carbono que están desestabilizando el clima de nuestro planeta) y nos
proporcionará una alternativa a los combustibles fósiles, ahora que empiezan su
declive energético. Y esta fuente milagrosa tiene nombre: el hidrógeno verde.
Todo parece perfecto. Demasiado bonito para ser verdad, para ser sinceros,
puesto que la idea de usar hidrógeno como combustible lleva circulando ya
varias décadas sin que hasta ahora haya podido cuajar. ¿Qué es lo que ha
cambiado ahora?
Luego de enumerar todas y cada
una de las limitaciones e inconvenientes que trae aparejado el uso del
hidrógeno Turiel centra la atención en un factor que explica el cambio de
actitud que se experimenta en la actualidad y lo ejemplifica con el caso del proyecto
impulsado por Alemania de crear una central hidroeléctrica en el río Inga, en
el Congo, que además produciría hidrógeno por hidrólisis; concluyendo que
El hidrógeno verde no es solo un
grandísimo error, porque supone un malgasto energético enorme, sino que, en el
contexto de la crisis energética que se nos viene encima con el declive del
petróleo, probablemente oculta una voluntad infame de apropiación por parte de
los países ricos de las fuentes de energía que les quedan a los pobres. Pero
quienes diseñan estos planes no se dan cuenta de que ni el potencial renovable
de un gran continente como es África basta para satisfacer el actual derroche
energético europeo. Todo apunta a que la cosa saldrá mal, a que esta aventura
será un peligroso fracaso, así que más valdría comenzar a hacer planteamientos
más pragmáticos (y honrados) para los tiempos que vienen.
Abundando en esta argumentación
lo tenemos a Félix Moreno,[33] quien considera que la idea es aprovechar toda la fuerza
hidroeléctrica de los países menos desarrollados para literalmente robarles la
energía que aún no usan para llevarla en preciosos cargueros de gas, o
“hidrogeleros” a los países occidentales. Y lo ejemplifica con el caso de
Colombia introduciendo un factor de particular importancia como la
disponibilidad de agua abundante.
En el caso de la inversión que se
anunció para Argentina en un reportaje publicado el 28 de noviembre de 2021 por
el periódico Río Negro, Julie Shuttleworth, CEO de la Fortescue, ante la pregunta si el agua utilizada será de mar dijo que:
Se evalúan opciones, pero
seguramente se utilizarán agua de mar, con una planta de desalinización, cuyo
proyecto está en desarrollo...Se realizarán los estudios y se harán las cosas
como corresponde. La característica del proyecto es que vamos a mantener
informada a la comunidad en todo momento. Será un proceso rápido, pero con los
estudios y permisos que corresponden.
El periódico Río Negro
informa además que al final del reportaje Marcelo Kloster, afirmó que: hay “información
incorrecta del proceso de desalinización”, pues “su principal
subproducto es el cloruro de sodio que se vende en los supermercados” y, “además,
puede volver al mar”.
Pero frente a tanta improvisación
-increíble para fundamentar un anuncio de inversión de 8400 millones de
dólares- la única verdad es la realidad y aquí la realidad es que la
desalinización del agua de mar encarece notablemente el proceso de obtención de
hidrógeno y que el agua de mar no es habitualmente usada a tales fines. Por
otra parte, en la operación del electrolizador antes que sal comercializable en
supermercados los iones de cloruro presentes en el líquido generan gas cloro de
alto impacto ambiental.
En resumen, una vez más, frente a
tanto entusiasmo productivista, se debería apelar a un valor bastante poco
común en las dirigencias de la política tradicional y sus tecnoburocracias: la
prudencia.
Energía Eólica
Es la alternativa más prometedora, con una tasa de retorno energético más alta de todas las renovables, incluso puede estar ya superando la tasa de retorno de algunos combustibles fósiles más difíciles de extraer.
- Disponibilidad variable: la energía eólica depende del viento, que puede ser variable en diferentes momentos y lugares. Esto hace que la energía eólica no sea una fuente de energía constante y confiable, lo que puede requerir sistemas de respaldo para mantener el suministro constante de energía.
- Dependencia de la ubicación: la energía eólica requiere vientos fuertes y constantes, lo que significa que no es posible instalar turbinas eólicas en cualquier lugar. Se requieren grandes extensiones de terreno abierto, generalmente cerca de la costa o en áreas elevadas y remotas, lo que puede limitar su uso en áreas densamente pobladas.
- Impacto ambiental: aunque la energía eólica es una fuente de energía limpia y renovable, la construcción de turbinas eólicas y su infraestructura asociada pueden tener un impacto negativo en el medio ambiente y la vida silvestre, especialmente si se construyen en áreas sensibles.
- Costo inicial elevado: aunque el costo de la energía eólica ha disminuido en los últimos años, todavía puede ser más costoso que otras fuentes de energía, como los combustibles fósiles. Además, la construcción y mantenimiento de la infraestructura necesaria para generar y distribuir la energía eólica puede ser costoso.
A pesar de ser una fuente de energía renovable y
limpia, la energía eólica todavía tiene algunas limitaciones que pueden
dificultar su uso a gran escala como reemplazo de las energías fósiles. Algunas
de estas limitaciones incluyen:
Energía
Solar
La energía solar tiene algunas limitaciones que pueden dificultar su uso a gran escala como reemplazo de las energías fósiles. Algunas de estas limitaciones incluyen:
- Dependencia de la ubicación y clima: la energía solar depende de la exposición al sol, lo que significa que su disponibilidad y eficiencia varían según la ubicación geográfica y las condiciones climáticas. En áreas con menos sol o con muchos días nublados, la energía solar puede ser menos efectiva.
- Costo inicial elevado: aunque los costos de la energía solar han disminuido en los últimos años, el costo inicial de la instalación de paneles solares todavía puede ser alto en comparación con otras fuentes de energía. Además, la construcción y mantenimiento de la infraestructura necesaria para generar y distribuir la energía solar también pueden ser costosos.
- Problemas de almacenamiento de energía: la energía solar se produce durante el día, pero la demanda de energía a menudo es mayor por la noche. Esto significa que se necesitan soluciones de almacenamiento de energía eficaces para aprovechar al máximo la energía solar, y las tecnologías de almacenamiento de energía todavía están en desarrollo.
- Impacto ambiental: aunque la energía solar es una fuente de energía limpia, la producción de paneles solares puede tener un impacto negativo en el medio ambiente, ya que requiere el uso de materiales como el silicio, que deben extraerse y procesarse.
Energía
Hídrica
Es una fuente de energía renovable, que muestra algunas limitaciones que pueden dificultar su uso a gran escala como reemplazo de las energías fósiles. Algunas de estas limitaciones incluyen:
- Dependencia de la ubicación y clima: la energía hidráulica depende de la disponibilidad de agua en ríos y embalses, lo que significa que su eficiencia y capacidad de generación de energía pueden verse afectadas por la sequía o las fluctuaciones estacionales de la precipitación. Además, la ubicación geográfica puede limitar la disponibilidad de ríos o embalses adecuados para la generación de energía hidroeléctrica.
- Impacto ambiental: aunque la energía hidroeléctrica es una fuente de energía limpia, la construcción de presas y la alteración del curso natural del agua pueden tener un impacto negativo en el medio ambiente y la vida silvestre. Además, la alteración del flujo de agua puede afectar a los ecosistemas y los ciclos naturales del agua, especialmente en zonas de inundación.
- Costo inicial elevado: aunque los costos de la energía hidroeléctrica son relativamente bajos en comparación con otras fuentes de energía renovable, la construcción de presas y centrales hidroeléctricas puede ser costosa. Además, la infraestructura necesaria para transportar la energía hidroeléctrica a través de la red eléctrica también puede ser costosa.
- Limitaciones de capacidad: la generación de energía hidroeléctrica tiene una capacidad limitada y no puede ajustarse fácilmente a la demanda fluctuante de energía. Esto significa que se necesitan sistemas de respaldo para mantener el suministro constante de energía cuando la demanda supera la capacidad de generación hidroeléctrica.
Energía Geotérmica
Algunas de estas limitaciones incluyen:
- Disponibilidad geográfica limitada: la energía geotérmica depende de la presencia de recursos geotérmicos, como reservorios de agua caliente subterráneos, lo que significa que su capacidad de generación de energía puede ser limitada por la ubicación geográfica.
- Costos iniciales elevados: la construcción de instalaciones de energía geotérmica puede ser costosa, especialmente si se requiere la perforación profunda del subsuelo para llegar a los recursos geotérmicos. Además, el mantenimiento y la reparación de los equipos y sistemas de energía geotérmica también pueden ser costosos.
- Riesgos geológicos: la exploración y la extracción de energía geotérmica pueden presentar riesgos geológicos.
- Limitaciones de capacidad: la generación de energía geotérmica tiene una capacidad limitada y no puede ajustarse fácilmente a la demanda fluctuante de energía. Esto significa que se necesitan sistemas de respaldo para mantener el suministro constante de energía cuando la demanda supera la capacidad de generación geotérmica.
Energía
Mareomotriz
Casi todos los proyectos están en fase de
experimentación. Algunas
de estas limitaciones incluyen:
- Disponibilidad geográfica limitada: la energía mareomotriz solo se puede generar en áreas costeras con mareas significativas. Esto significa que su capacidad de generación de energía puede ser limitada por la ubicación geográfica.
- Costos iniciales elevados: la construcción de instalaciones de energía mareomotriz puede ser costosa, especialmente si se requiere la construcción de estructuras costeras y la instalación de equipos y sistemas de generación de energía.
- Impacto ambiental: la construcción de instalaciones de energía mareomotriz puede tener un impacto ambiental negativo en los ecosistemas costeros, como la alteración del hábitat de las especies marinas y la interrupción de los procesos naturales de sedimentación y erosión.
- Limitaciones de capacidad: la generación de energía mareomotriz tiene una capacidad limitada y no puede ajustarse fácilmente a la demanda fluctuante de energía. Esto significa que se necesitan sistemas de respaldo para mantener el suministro constante de energía cuando la demanda supera la capacidad de generación mareomotriz.
Eficiencia
energética
Los avances en eficiencia energética han sido
enormes, pero, confirmando la valides de la Paradoja de Jevons,[34]
esos avances no han supuesto un descenso en el consumo total de energía sino un
gran aumento.
En definitiva, podemos concluir que no resulta
posible, ni siquiera con una inversión extraordinaria en todas las
“alternativas” al petróleo, sustituir totalmente su gran riqueza energética y
sus muchos usos.
No es posible que se pueda mantener nuestra
civilización industrial sostenida exclusivamente por energías renovables y
menos que pueda tener la impronta expansiva que ha caracterizado la era de los
combustibles fósiles.
A largo plazo, no está claro que pueda mantenerse
el sobreconsumo energético actual con fuentes alternativas y no digamos
extenderlo igualitariamente a 8 o 9 mil millones de personas.
El abandono de las fuentes energéticas de origen
fósil por fuentes renovables y limpias pone también sobre el tapete una
cuestión central del sistema energético: su centralización o descentralización.
Tal como lo ha señalado Hermann Scheer:[35]
La base del
conflicto energético es que los proveedores de energía convencional luchan para
mantener el monopolio de la provisión de energía. Pero este monopolio no se
puede mantener si se quiere una verdadera reorientación hacia energías
renovables y una eficiente cogeneración [la cogeneración es el procedimiento
mediante el cual se obtiene simultáneamente energía eléctrica y energía térmica
útil; N.T]. Ambas requieren estructuras descentralizadas, y también pasar de
unas pocas inversiones enormes, con pocos propietarios, a una estructura mucho
más pluralista, con muchos medianos y pequeños inversores, que en suma
remplazan las pocas, pero enormes inversiones actuales. Esto define en el fondo
el conflicto energético. Esta cuestión siempre se esquiva
utilizando argumentos sobre la viabilidad económica o la factibilidad
tecnológica de las demás opciones. Estos argumentos son casi siempre
sospechosos de ocultar algo o revelan un doble rasero.
Se requieren energías renovables, ahorro energético
y -fundamentalmente- se requiere aprender a VIVIR DE OTRA MANERA.
Productivismo-Fósiles: una
pareja explosiva
El
productivismo y los combustibles fósiles conformaron una singular pareja que -
en permanente interacción y retroalimentación - condujeron a una desenfrenada
expansión económica y tecnológica; a un crecimiento exponencial de todas las
variables económicas y a un decrecimiento exponencial de los recursos naturales
y los servicios ambientales que no solo hacen posible la actividad económica,
sino la vida misma en nuestro Planeta.
Luego de
tres siglos de convivencia, hoy aparecen inequívocas señales de una crisis de
impredecibles consecuencias: mientras los combustibles fósiles marchan decidida
e inevitablemente a su cenit; el productivismo - preso de su propio impulso -
ha adquirido una dinámica de infinito crecimiento que le impide detenerse e
incluso ralentizar su marcha.
Frente a
lo anterior, la tecnoburocracia política y empresarial vive obsesionada con
satisfacer el irracional e insaciable apetito del productivismo, apelando para
ello a la búsqueda de combustibles fósiles no convencionales (de alto impacto ecosocial
y muy bajas tasas de retorno energético),[36]
mega emprendimientos hidroeléctricos o, en estado desesperante, abriendo la
caja de Pandora de la energía nuclear; sin percatarse que – como lo afirma
Fritjof Capra:[37]
,,,en nuestra situación
actual, extremadamente desequilibrada, más energía no resolvería nuestros
problemas, sino que, por el contrario, los empeoraría. No sólo aceleraría el
agotamiento de nuestros minerales y metales, de nuestros bosques y de nuestras
reservas ícticas, sino que también acarrearía más contaminación, más
envenenamientos químicos, más injusticia social, más cáncer y más delictividad.
Para Mariano Marzo:[38]
si no se cuestiona el modelo actual de crecimiento socioeconómico, las
energías renovables no cubren la demanda existente.
No
necesitamos más y más energía, lo que necesitamos es detener la sinrazón del
productivismo.
La urgente y necesaria transición energética
Hoy el
eje de la lucha social se ha trasladado a un campo poco frecuente. Un campo en
el que se discute cual será el modelo energético postindustrial. Si bien ha
cambiado el campo, los actores siguen siendo los mismos. Por un lado, están
quienes detentan el poder económico mundial y, por ende, el poder político y
propagandístico del sistema productivista en el que vivimos. Por el otro lado
se encuentra la inmensa mayoría de los habitantes de este planeta. El
enfrentamiento promete ser encarnizado, ya que en este escenario unos pocos
lucharán por mantener sus privilegios, mientras que las grandes mayorías lo
harán - literalmente - por la supervivencia.
Los
diferentes cambios de modelo energético siempre implicaron un mayor consumo de
energía.
Consumo de energía en miles de Kcal/persona/día
Fuente: Roberto E. Cunningham, La energía, historia de sus fuentes y transformaciones
El nuevo
modelo - al que identificaremos como “postindustrial” – deberá ser capaz de dar
satisfacción a nuevas necesidades en un marco de creciente escaseces, un modelo
que por primera vez implicará consumir menos energía. Es esta una de las
razones por las cuales la transición energética jugará un papel central en un
cambio mayor como lo es la salida de la sociedad productivista/consumista hacia
un nuevo sistema social, convivencial y verdaderamente sostenible.
La
transición energética le plantea a la humanidad una disyuntiva crucial entre
sociedad hiperenergética o hipoenergética. Ello significa optar
por consumir hasta el último metro cúbico de petróleo, gas natural y carbón;
agudizar la inseguridad alimentaria con el uso intensivo de granos para la
producción de combustibles y relanzar la energía nuclear - a una escala nunca
imaginada; todo lo cual supone guerra contra la naturaleza y contra la
humanidad futura. O - por el contrario - optar por una sociedad hipoenergética,
que implica abandonar el sueño de un infinito crecimiento económico en un mundo
finito; redefinir el concepto de progreso, entendiéndolo como una forma de
adaptación a aquellos límites naturales que no deben ser rebasados y - en
definitiva – implica aprender a vivir de otra manera.
La
energía de los combustibles fósiles, que obviamente viene del sol, ha estado
acumulada en la Tierra durante cientos de millones de años y al extraerla y
gastarla de golpe es como si, de repente, hubiésemos dejado de depender de un
exiguo salario mensual para empezar a gastar la herencia de la abuela
millonaria. Jeffrey Dukes,[39]
considera que los combustibles fósiles desarrollados a partir de antiguos
depósitos de material orgánico son una gran reserva de energía solar, a partir
de la cual, la sociedad moderna satisface más del 80 % de sus necesidades
energéticas actuales. Dukes, utilizando datos biológicos, geoquímicos e
industriales publicados, estimó la cantidad de carbono fijado y almacenado
fotosintéticamente que se requirió para formar el carbón, el petróleo y el gas
que estamos quemando hoy llegando al siguiente resultado:
El promedio actual de galones estadounidenses (3,8
L) de gasolina requiere aproximadamente 90 toneladas métricas de materia
vegetal antigua como material precursor. Los combustibles fósiles quemados
en 1997 se crearon a partir de materia orgánica que contenía 44 × 10 18g
C, que es >400 veces la productividad primaria neta (PPN) de la biota actual
del planeta. A medida que disminuyen las reservas de energía solar
antigua, es probable que los humanos utilicen una proporción cada vez mayor de
los recursos solares modernos. Estimo conservadoramente que reemplazar la
energía que los humanos obtienen de los combustibles fósiles con energía de
biomasa moderna requeriría el 22% de la PPN terrestre, aumentando la
apropiación humana de este recurso en ~50%.
Apoyándose
en los resultados del trabajo de Dukes, Riechmann,[40]
afirma que:
En el muy ineficiente proceso
de convertir biomasa prehistórica en petróleo o gas natural, para llegar a un
galón de gasolina (que procede de 4,87 kilogramos de petróleo) fueron
necesarias nada menos que 98 toneladas de biomasa prehistórica […] sólo este cálculo evidencia que
la idea de que podemos simplemente reemplazar la herencia fósil --y la
extraordinaria densidad energética que nos da--por energía de la biomasa,
constituye un enorme autoengaño…a largo plazo, no está claro que pueda mantenerse
el sobreconsumo energético actual con fuentes alternativas. Y no digamos
extenderlo igualitariamente a ocho o nueve mil millones de personas...
Desde el punto de vista físico no hay diferencia entre el trabajo de un ser humano y el realizado por una máquina. Se estima que el trabajo de un ser humano es equivalente a 100 watios a partir de lo cual resulta posible traducir el consumo energético de las máquinas como el equivalente en fuerza de trabajo humano, denominándolas como “esclavos energéticos”.[41] Bajo esta mirada también se puede dimensionar nuestro exorbitante consumo energético
Riechmann (2007) menciona
que:
En la
Atenas clásica, había unos 300.000 esclavos trabajando para 34.000 ciudadanos
libres: casi diez para cada uno. En la Roma imperial, 130 millones de esclavos
les facilitaban la vida a 20 millones de ciudadanos romanos. Pues bien: en los
años noventa del siglo XX, el habitante promedio de la Tierra tenía a su
disposición 20 “esclavos energéticos” que no cesaban un instante de trabajar
(es decir: ese habitante promedio empleaba la energía equivalente a 20 seres
humanos que trabajasen 24 horas al día, 365 días al año).
En la actualidad, a nivel mundial, los combustibles
fósiles proporcionan el equivalente a 140.000 millones de esclavos energéticos
para una población de 8000 millones de habitantes. No obstante, se debe señalar
que el promedio de 17,5 esclavos energéticos per cápita es muy engañoso
en tanto un norteamericano medio, en los años noventa del siglo XX, se servía
de 75 “esclavos energéticos”, mientras que en Bangladesh cada habitante tenía a
su disposición menos de uno.
Frente a estos, tan elevados como injustos, niveles de
consumo de energía, Riechmann (2007) advierte:
El trabajo maquinístico
en la sociedad industrial contemporánea se basa en la depredación acelerada de
un “capital natural” irremplazable, una parte del cual son los depósitos,
acervos o stocks de combustibles fósiles y minerales valiosos (acervos de materia-energía
de baja entropía). Por eso el trabajo maquinístico de hoy —que alivia la
esclavitud presente, al menos en el Norte del planeta– está proyectando daño, y
quizá otras formas de esclavitud, hacia el futuro.
Para el ecologismo resulta claro que no es posible
aspirar a vivir con 75 esclavos energéticos per cápita ni es sostenible
el actual promedio mundial de 17,5 esclavos energéticos per cápita. El
desafío consiste, como lo propone Riechmann, en aprender a vivir bien solamente
con cuatro o cinco esclavos energéticos, si es que los límites de
sostenibilidad están ahí.
Reducir la esclavitud energética en beneficio de las
generaciones humanas futuras y de los demás seres vivos con quienes compartimos
la biosfera; y también, de forma menos directa, en nuestro propio beneficio;
así sería una sociedad ecologizada, una sociedad sin esclavitud, en la que,
como lo afirma Riechmann, se cumpliría el viejo sueño de “la polis
griega, pero sin esclavos” que enunció el filósofo Max Horkheimer. Riechmann
también cita a Naredo:[42]
En Ática venía a haber
unos tres esclavos por persona libre, dedicándose por término medio dos tercios
de ellos a la agricultura, las minas y canteras, las artesanías o el
transporte, y el tercio restante a tareas domésticas o de compañía. Debe llamar
a reflexión la paradoja de que, en la antigua Grecia, con tres esclavos por
persona, los ciudadanos libres conseguían evitar las tareas serviles e incluso
pretendían escapar con éxito, de acuerdo con varios pensadores de la época, del
reino de la necesidad, mientras que hoy, en nuestro país, utilizamos más de
cuarenta ‘esclavos mecánicos’ per cápita y nos sentimos cada vez más
empeñados en realizar un trabajo dependiente: es como si necesitáramos
esclavizarnos cada vez más para comprar los servicios de un mayor número de
esclavos o acumular las riquezas necesarias para ello.
Impulsar
el proceso de transición energética se ha transformado entonces en una lucha
por cambiar nuestra insostenible forma de vida. No se trata solamente de un
cambio de fuentes, sino de un profundo cambio de paradigmas.
Transición energética:
evolución o decadencia
La
fragilidad del modelo energético fosilista y la creciente preocupación por las
consecuencias del cambio climático global han configurado un escenario en el
que - año a año - nuestro actual modelo energético disminuirá su oferta de
energía neta.
Para
Heinberg,[43]
con los combustibles fósiles:
…a una parte de la raza
humana se le dio un golpe de suerte de riqueza y decidió dilapidar esa riqueza
organizando una fiesta extravagante…Pero pronto la fiesta será un recuerdo
lejano - no porque alguien decidió hacer caso a la voz de la moderación, sino
debido a que el vino y la comida se han acabado y la dura luz de la mañana ha
llegado.
Heinberg
se pregunta cuándo – exactamente - se acabará la fiesta, y afirma que son seis
los eventos vinculados que pueden considerarse como indicadores del final de
este intervalo histórico en el que dilapidamos una fuente inigualable de
energía: el pico de la producción mundial de energía per cápita; el pico
en la extracción mundial de petróleo; el pico en la disponibilidad global de
energía neta; el pico mundial de la producción bruta de energía de todas las
fuentes; el colapso de la economía global alimentada por el petróleo y el
colapso de las redes eléctricas.
Algunos
de estos eventos ya se han concretado y otros se encuentran próximos a hacerlo,
preanunciando la salida del modelo hiperenergético fosilista/nuclear -
caracterizado por sistemas centralizados con grandes infraestructuras de
generación y distribución – hacia un modelo postindustrial hipoenergético,
caracterizado por sistemas descentralizados, basados en el empleo de fuentes
renovables y limpias, eficiencia energética y la proximidad al consumidor
final, tanto en la generación como en la distribución.
Ignorar
la existencia de este proceso de cambio; no comprender su real significado; no
adecuarse a él y por el contrario, aferrarse tercamente a un modelo energético
que colapsa, apelando a las fuentes fósiles no convencionales y a la energía
nuclear - tal como lo hacen la mayor parte de los economistas de la corriente
principal y los políticos tradicionales, que coinciden en cultivar un
irresponsable optimismo cornucopista - resulta una actitud extemporánea,
anacrónica y extremadamente peligrosa que conducirá a la decadencia económica y
social. Frente a esta situación, como lo plantea Heinberg, cada día es más
urgente y necesaria:
,,,una respuesta
cooperativa, solidaria e inteligente, que logre minimizar el sufrimiento humano
en el corto plazo y, a largo plazo, permita a las generaciones futuras
desarrollar sociedades sostenibles, materialmente modestas y que afirmen las
cualidades más altas y mejores de la naturaleza humana.
[1] Hannah Ritchie, Max Roser and Pablo
Rosado (2022) - "Energy". Published online at OurWorldInData.org.
Retrieved from: 'https://ourworldindata.org/energy' [Online Resource]
[2] Vaclav Smil (2017). Energy
Transitions: Global and National Perspectives, documento electrónico:
http://vaclavsmil.com/2016/12/14/energy-transitions-global-and-national-perspectives-second-expanded-and-updated-edition/
[3] Riechmann,
J. (2009). La habitación de Pascal. Ensayos para fundamentar éticas de
suficiencia y políticas de autocontención. Los Libros de la Catarata,
Madrid,
[4] Mumford,
L. “Perspectivas”, en José Manuel Naredo y Luis Gutiérrez (eds.): La
incidencia de la especie humana sobre la faz de la Tierra (1955-2005), Universidad
de Granada/ Fundación César Manrique, Granada 2005, p. 492-493.
[5] McGlade, C., & Ekins, P.
(2015). The geographical distribution of fossil fuels unused when limiting
global warming to 2 °C. Nature, 517(7533), 187-190.
https://doi.org/10.1038/nature14016
[6] Carbon Tracker Initiative. (2013). Unburnable
carbon 2013: Wasted capital and stranded assets.
https://carbontracker.org/reports/unburnable-carbon-wasted-capital-and-stranded-assets/
[7]
Fresneda, C. (2013). La burbuja de carbono, documento electrónico: https://elcorreodelsol.com/blog/carlos-fresneda/la-burbuja-de-carbono
[8]
McKibben, Bill. Por qué la industria de los combustibles fósiles se defiende
con tanta acritud. Documento electrónico: https://350.org/es/la-gran-burbuja-del-carbono-por-qu-la-industria-de-los-combustibles-f-siles-se-defiende/
[9]
El consumo de barriles de petróleo a nivel mundial varía año tras año y depende
de factores como la demanda económica y las políticas energéticas. Sin embargo,
según el informe estadístico anual de BP sobre energía mundial de 2021, el
consumo total de petróleo en el mundo en 2020 fue de aproximadamente 91,6
millones de barriles por día (mbpd). Esto equivale a alrededor de 33.4 mil
millones de barriles al año.
[10] Bardi, U. (2011). “Entropy, Peak
Oil, and Stoic Philosophy”, documento electrónico: https://cassandralegacy.blogspot.com/2011/05/peak-oil-thermodynamics-and-stoic.html
[11]
Prieto, P. (2012) Recursos fósiles no convencionales: Perspectivas tecnológicas
y de cuotas de la demanda energética. Universidad de Valladolid. Disponible en:
http://www.eis.uva.es/energiasostenible/wp-content/uploads/2012/09/presentacion-PPP.pdf
[12]
Los hidrocarburos no
convencionales son recursos de hidrocarburos que se encuentran en formaciones
geológicas más complejas y difíciles de explotar que los hidrocarburos
convencionales. Los tres tipos principales de hidrocarburos no convencionales
son: Gas de esquisto (“shale gas”): gas natural atrapado en rocas
sedimentarias de baja permeabilidad, como la pizarra, que requieren técnicas de
fracturación hidráulica para extraerlo. El “tight
gas” (gas de arenas compactas) y el Petróleo de arenas bituminosas: petróleo atrapado en arenas impregnadas
de alquitrán y otros materiales pesados que se encuentran en formaciones de la
superficie terrestre. Gas de carbón, “coal bed
methane” (metano del manto de carbón): gas metano atrapado en formaciones de carbón subterráneas.
[13]
Según el informe del Tyndall Centre, de los aditivos químicos empleados
17 han sido clasificados como tóxicos para organismos acuáticos, 38 son tóxicos
agudos, 8 son cancerígenos probados y otras 6 están sospechados de serlo, 7 son
elementos mutagénicos, y 5 producen efectos sobre la reproducción. Las enormes
cantidades que deben emplearse –para una plataforma de 6 pozos oscilarían entre
los 1.000 y los 3.500 m3 de químicos-, serían, por sí mismas, motivo de máxima
precaución y control. Según el informe los riesgos incluyen: la contaminación
de agua subterránea por acción de los fluidos utilizados para las fracturas, a
raíz de roturas en los encamisados o filtraciones; la contaminación de la
tierra y agua superficial debido a derrames de los compuestos utilizados en las
fracturas, y de las aguas contaminadas que regresan a la superficie una vez
concluido el proceso; el sobreconsumo y agotamiento de fuentes de agua; el
tratamiento de las aguas residuales y los impactos sobre la tierra y el
paisaje.
[14]
A partir de lo que se conoce como la
enmienda Halliburton se ha generado una laguna jurídica en la ley
estadounidense de energía de 2005 por lo que la Agencia de Protección Ambiental
carece de herramientas y potestades para controlar y regular la utilización de
fluidos en los procesos, permitiendo que las compañías se nieguen a revelarlos
bajo el argumento de que constituyen “secretos comerciales”, como si se tratara
de la fórmula de la Coca-Cola.
[15] Vaca Muerta es una formación geológica
de shale situado en las provincias
de Neuquén, Río Negro, La Pampa y Mendoza.
[16] Bardi, U. (2023). El gráfico más asombroso del siglo 21: ¡Cómo el Imperio está contraatacando! Documento electrónico: https://www.senecaeffect.com/2022/11/the-most-amazing-graph-of-21st-century.html
[17]
Bardi, U. (2023). El Imperio contraataca: ¡Abajo esas tontas políticas
ambientales! Documento electrónico: https://www.senecaeffect.com/2023/02/the-empire-strikes-back-end-of.html
[18] Hamilton, L.C., Haedrich, R.L.
& Duncan, C.M. (2004). Above and Below the Water: Social/Ecological
Transformation in Northwest Newfoundland. Population and Environment 25,
195–215. https://doi.org/10.1023/B:POEN.0000032322.21030.c1
[19] Carpintero, O. (2006). La
bioeconomía de Nicholas Georgescu-Roegen, Montesinos, Barcelona p. 185
[20]
Citado en Algunas reflexiones sobre el ocaso de la Edad del Petróleo (Parte
II). Post de Louis Arnoux, publicado en Cassandra's Legacy
[21]
Citado por Jorge Riechmann en “Energía
neta del petróleo y problemas conexos”. Documento electrónico: https://view.officeapps.live.com/op/view.aspx?src=http%3A%2F%2Ftratarde.org%2Fwp-content%2Fuploads%2F2017%2F02%2FENERG%25C3%258DA-NETA-DEL-PETR%25C3%2593LEO-Y-PROBLEMAS-CONEXOS.ppt&wdOrigin=BROWSELINK
[22]
Kempf, H. (2010). Para salvar el planeta. Salir del capitalismo. Buenos
Aires: Capital Intelectual.
[23] El plutonio, llamado así por Plutón, dios griego de los infiernos, es con mucho el más mortal de todos los desechos nucleares. En cantidades inferiores a una millonésima de gramo —una dosis invisible— es carcinógeno; menos de medio kilo, distribuido uniformemente, podría engendrar un cáncer de pulmón en todos los habitantes del mundo. En vista de ello, es realmente terrorífico saber que cada reactor comercial produce anualmente entre 180 y 230 kilos de plutonio.
[24]
Coderch, M. y Almirón, N: (2008). El
espejismo nuclear, Los Libros del Lince, Madrid, p. 110.
[25]
Documento electrónico: http://www.istas.net/web/abreenlace.asp?idenlace=6310
. Una transcripción parcial disponible en: https://laereverde.com/energia-nuclear/
[26]
Un fragmento sobre la posición antinuclear en: https://laereverde.com/energia-nuclear-fritjof-capra/
[27]
Documento electrónico:
https://www.theguardian.com/science/2005/dec/06/transportintheuk.comment
[28] Ver: IPPC.
1995. Punto 4.1.3.2. Switching to nonfossil fuel sources of energy.
[29] Fernández Duran, R. y González Reyes, L.
(2018). En la Espiral de la Energía VOL 2 página 116
[30]
Heinberg,
R. (2006). Se Acabó la Fiesta. Guerra y Colapso Económico en el Umbral del
Fin de la Era del Petróleo. Barrabes Editorial. Benasque (Huesca)
[31] Prieto, P. (2006) Energías renovables:
¿sustitutivas, paliativas o distractivas? Universidad Autónoma de Madrid
(Cantoblanco) viernes 31 de marzo y sábado 1 de abril de 2006. Científicos por
el Medio Ambiente
[32]
Documento electrónico: https://crashoil.blogspot.com/2020/10/asalto-al-tren-del-hidrogeno.html
[33]
Documento
electrónico: https://www.felixmoreno.com/es/index/132_0_cuando_el_rio_suena_hdrogeno_lleva.html
[34] El efecto rebote, o más comúnmente
la Paradoja de Jevons, denominada así por su
descubridor William Stanley Jevons, afirma que a medida que el
perfeccionamiento tecnológico aumenta la eficiencia con la que se usa
un recurso, es más probable un aumento del consumo de dicho recurso
que una disminución. Concretamente, la paradoja de Jevons implica que la
introducción de tecnologías con mayor eficiencia energética puede, a la postre,
aumentar el consumo total de energía.
[35]
Cambio climático y energías alternativas Entrevista (2007). Documento
electrónico: https://www.sinpermiso.info/textos/cambio-climtico-y-energas-alternativas-entrevista
[36] Para los combustibles fósiles “no convencionales” la TRE varían entre 0,7 y 13,3.
[37]
Capra,
F. (1982). El punto crucial. Ciencias,
sociedad y cultura naciente. Barcelona: Integral Ediciones.
[38]
Citado por Jorge Riechmann en “Modelos energéticos, modelos de sociedad”
(2007), documento electrónico: http://istas.net/descargas/Modelos%20energ%c3%a9ticos,%20modelos%20de%20sociedad.pdf
[39] Dukes, J.S. (2003): Burning Buried Sunshine: Human Consumption of Ancient Solar Energy. Climatic Change 61, 31–44. Citado por Jorge Riechmann en “Modelos energéticos, modelos de sociedad” (2007), documento electrónico: http://istas.net/descargas/Modelos%20energ%c3%a9ticos,%20modelos%20de%20sociedad.pdf
[40]
Riechmann, J. (2007). Modelos energéticos, modelos de sociedad, documento
electrónico: http://istas.net/descargas/Modelos%20energ%c3%a9ticos,%20modelos%20de%20sociedad.pdf
[41]
Una televisión equivale a 2 esclavos energéticos; un lavarropas a 15 esclavos;
un automóvil a 1600 esclavos y un Boeing 747-400 equivale a 2 millones de
esclavos energéticos.
[42] José Manuel Naredo, Raíces económicas del deterioro ecológico y social –Más allá de los dogmas, Siglo XXI, Madrid 2006, p. 156
[43]
Heinberg, R. (2006). Se acabó la Fiesta: guerra y
colapso económico en el umbral del fin del petróleo. Barrabes Editorial,
Barcelona.
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