El cambio climático existe, tiene origen antrópico y gestionarlo, no es un tema de mercado
Carlos Merenson
En declaraciones a la prensa, Ana Lamas, subsecretaria de Ambiente de Argentina, afirmó que “la gestión climática es un tema de mercado y el presidente (Javier Milei) lo entiende bien”. Según Lamas, “si no abordamos ciertas cosas nos vamos a quedar afuera de ciertos mercados” y agregó: “Hay científicos que no están de acuerdo en que el cambio climático es causado por la actividad humana”.
Los errores conceptuales y las vaguedades de estas afirmaciones invitan a reflexionar sobre la relación de los mercados con el cambio climático y sobre el negacionismo ambiental que se hace presente al dudar del origen antrópico de este proceso. Analicemos cada punto:
¿La gestión climática es un tema de mercado?
La subsecretaria Lamas sostiene que la gestión del cambio climático es “un tema de mercado”. Si esto implica delegar el problema a un mercado completamente desregulado, ignora cómo el mercado incentiva la explotación intensiva de recursos naturales sin atender a los límites ambientales, priorizando beneficios a corto plazo y generando niveles insostenibles de contaminación, como las crecientes emisiones de gases de efecto invernadero. Aquí resuenan las palabras de Albert Einstein: “Los problemas no se pueden resolver dentro del marco mental que los originó”. Y precisamente, el marco que ha impulsado el cambio climático global es la lógica de mercado que guía al sistema productivista, especialmente desde la sociedad de consumo de los años 1950 y el auge del neoliberalismo en las décadas de 1980 y 1990.
Si Lamas se refiere a mecanismos de mercado como los bonos de carbono o el comercio de emisiones, cabe señalar que, desde los años 90, estos instrumentos han demostrado funcionar principalmente como herramientas especulativas, sin lograr una reducción significativa de las emisiones de GEI resultando en artificios diversivos.
Lamas también menciona que Milei "entiende bien" esta lógica. Sin embargo, debería recordar que los mercados de carbono nacen de reconocer las emisiones de GEI como externalidades económicas, una muestra evidente de un fallo de mercado que requiere mecanismos de internalización, como los bonos de carbono o regulaciones adicionales. El problema es que Milei ha insistido en que los fallos de mercado no existen, lo cual contradice la lógica que la subsecretaria parece impulsar.
¿Existen dudas valederas sobre el origen antrópico del cambio climático global?
Ana Lamas expresa dudas sobre la causa humana del cambio climático al señalar que “hay científicos que no están de acuerdo en que el cambio climático es causado por la actividad humana”. Sin embargo, la comunidad científica coincide casi unánimemente en que el cambio climático es real y tiene causas principalmente antrópicas. Más del 97% de los científicos especializados respalda esta posición, incluyendo instituciones de gran prestigio como la NASA, la NOAA y la Organización Meteorológica Mundial.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), respaldado por 195 países y miles de científicos de todo el mundo, publica informes que evalúan el estado del clima mediante un proceso de revisión exhaustivo y colaborativo. En la primera parte de su Sexto Informe de Evaluación (AR6), publicada en agosto de 2021 y centrada en la ciencia física del cambio climático, se concluye que las actividades humanas —en especial la quema de combustibles fósiles— han causado de manera inequívoca el calentamiento global. El informe advierte que el planeta ya está experimentando las consecuencias de este calentamiento, como olas de calor, sequías y el aumento del nivel del mar, y proyecta que las temperaturas globales podrían alcanzar 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales en la próxima década. Esta proyección implica consecuencias graves para los ecosistemas y la humanidad, subrayando la urgencia de adoptar medidas ambiciosas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Negar o cuestionar el origen humano del cambio climático, como lo hace Ana Lamas, o reducir la gestión climática a una cuestión de mercado, solo beneficia a los intereses económicos que se aprovechan del statu quo y buscan impedir los cambios genuinos, necesarios y urgentes.

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